Website dedicado a mis paisanos que tuvieron que dejar el pueblo y buscar nuevos horizontes acá en México y más allá de sus fronteras.

viernes, 29 de agosto de 2008

Bulmaro Bermúdez Gómez

La quietud del centenario pueblo de Ario de Rosales Michoacán, se vio interrumpida el día 8 de enero de 1926; la familia de Cutberto Bermúdez Ornelas y Manuela Gómez Torres, como fruto de su matrimonio, trajo al mundo otro de los talentos musicales que Ario le ha ofrecido.

Bulmaro Bermúdez Gómez, peluquero, marino errante e inspirado compositor del auténtico himno popular "Caminos de Michoacán", que en diferentes versiones se mantiene vigente entre el pueblo mexicano y mayormente entre el michoacano aquí y allende la frontera, pieza musical que originalmente interpretara Federico Villa.

En el año de 1944, al igual que como lo hizo con muchos de nosotros, Ario le dijo a Bulmaro “Andate más allá del cerro del Castillo, cruza la capital michoacana, el México de los Aztecas y síguete hasta la tierra de la Bamba, te esperan grandes aventuras y algún día habrás de regresar para honrarme como un hijo que anhela volver a su hogar y a los brazos de su padre.”

Y sin más oficio que saber cortar el pelo, muy joven se enroló en la marina mercante y tras cansarse de dar vueltas al mundo y dejando amores de puerto en puerto, en Veracruz la tierra de la Bamba, bajó a tierra firme donde inició su carrera musical con el tema "Así como si nada", su primera obra musical; después viajó a Mexicali, B.C., lugar en que vive hasta 1958, ese año viaja a la capital del país, en busca de un promisorio futuro, pero la vida no le sería nada fácil y apenas si consigue un puesto de peluquero en la colonia San Rafael.

Bermúdez, hombre de gran tesón, se aferró a una esperanza, tras escribir la letra y la música de un tema intitulado La del morral, a la que Antonio Aguilar para quitárselo de encima decidió recomendarlo con los Hermanos Aguilar, michoacanos como el autor, y estos decidieron incluir el tema en calidad de relleno en un disco sencillo.

Una de sus anécdotas se refiere a un Director artístico de una disquera a quien la canción "La del Morral" le pareció grotesca; ahora esa canción tiene noventa y dos grabaciones como mínimo.

La del morral rompió récords de ventas, al grado de que enseguida la grabó Irma Serrano, El Piporro, el propio Antonio Aguilar, y la fama le cayó pesada al fígaro de Ario de Rosales, ya que después pasaron varios años sin que la diosa fortuna le colocara otro tema en el mercado musical de los años setentas, y apachurrado fue a visitar a su padre a Michoacán, quien antes de morir le encargó a una chiquilla que él había criado desde chica, y no sólo se hizo cargo de ella el tremendo Bermúdez, si no que se casó con ella y procreó una gran familia.

Después llegaron temas como La de la mochila azul y La silla vacía, pero el trancazo musical por excelencia fue la letra de un corrido que describe con gran maestría y magia geográfica los pueblos y regiones de Michoacán, Bulmaro juega con las letras en persecución de una dama que se entrevera en los Caminos de Michoacán y aparece en Ciudad Hidalgo, Uruapan, Zamora, Apatzingán, Huetamo, Zitácuaro, Morelia, Tacámbaro, Pátzcuaro,Villa Escalante, La Piedad, La Huacana, Nueva Italia y por supuesto sin dejar de visitar su tierra natal Ario de Rosales, deseando poderla encontrar para remediar sus males.

Hombre sencillo y humilde, Bermúdez escala en poco tiempo la fama de la mano con Emmanuel, el Acapulco Tropical, Juan Gabriel y otros famosos.

Los principales reconocimientos que recibió son:

  • 1978: Las Corcheas de Oro, por su trayectoria.
  • 1979: El Mejor Compositor del Año.
  • 1980: El Mundo de Oro por "La Mugrosita".
  • 1981: El Ariel del cine mexicano por "La Mugrosita".
  • 1985 (noviembre): Homenaje en la Delegación Venustiano Carranza.
  • 1991: La medalla Agustín Lara por su trayectoria.
  • (Mayo) Homenaje en "El Amanecer Tapatío", por la Hermandad de Compositores.

La diabetes lo traicionó un día 11 de noviembre de 1994, fecha en que murió en la ciudad de México, junto con el inolvidable cómico Palillo. Quedó sepultado en el cementerio parque Memorial en el estado de México.

Los amigos de don Bulmaro no lo olvidan, y lo recuerdan cada vez que una rocola, bocina, estación de radio o canal de televisión repiten su inmortal corrido Caminos de Michoacán.


Recopilado en memoria de Don Bulmaro Bermúdez Gómez.

Ariense distinguido que en sus andares no olvidó a su tierra y que cumpliendo el encargo de Ario volvió para honrarlo en gran manera llevando su nombre al mundo.



sábado, 16 de agosto de 2008

CONFERENCIA DE LA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS


CONFERENCIA DE LA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN CON MOTIVO DEL CXCIII ANIVERSARIO DE LA INSTALACIÓN DEL SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA PARA LA AMÉRICA MEXICANA.


ARIO DE ROSALES, MICHOACÁN 7 DE MARZO DE 2008.


[SALUTACIÓN AL PODIUM]


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SEÑORAS Y SEÑORES:


El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación me ha encomendado ser portavoz de su mensaje, de su saludo y de su felicitación para esta Ciudad de Ario de Rosales, estado de Michoacán de Ocampo, y para todos los mexicanos, en la conmemoración del Ciento Noventa y Tres Aniversario de la instalación de nuestro Supremo Tribunal de Justicia en el México independiente.


Nuestra forma de gobierno tiene su carta de origen en esta edificación: Muros testigos de la vocación republicana y democrática que alentaba el elevado principio de la división de poderes, como garantía constitucional en contra del autoritarismo.


La muerte de Don Miguel Hidalgo en 1811, puede ser considerada – simbólicamente – el parteaguas entre el creciente conflicto armado de los grupos insurgentes en contra de su gobierno, y una nueva etapa conducida por Don José María Morelos y Pavón, dedicada a la lucha por el establecimiento institucional de un nuevo régimen independiente: De la rebelión, al establecimiento.


Morelos asestó su primer golpe estratégico con la convocatoria para la instalación del Congreso de Chilpancingo, que se reunió el 14 de septiembre de 1813, para discutir diversos proyectos constituyentes, que darían sustento a la expedición del Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814.


Un nuevo país; una Nación que redactaba sus primeras definiciones fundamentales, había de instalar también su primer gobierno independiente. Aquí me detengo brevemente:


No fue una junta de notables, ni un individuo plenipotenciario quien diera el banderazo de salida a nuestra historia institucional: fue un gobierno compuesto por tres poderes –desde su más primigenia expresión – el que halló su sede inicial justamente aquí, en Ario de Rosales.


El Congreso de Apatzingán asumió la titularidad del Poder Legislativo, bajo la denominación de “Supremo Congreso Mexicano”. Su misión era legislar por y para todos. Su símbolo: una pluma.


El poder ejecutivo aún no se configuraba bajo el esquema presidencial. Se trataba de una junta llamada “Supremo Gobierno”, integrada por tres notables personajes –que por cierto, todos se llamaban José María –: eran Morelos, Liceaga y Cos. Su símbolo: una espada.


El 7 de marzo de 1815, finalmente, se instaló el “Supremo Tribunal de Justicia”, depositario del Poder Judicial de la Nación, cuyo símbolo era la balanza.


El Supremo Tribunal estaba integrado por Don José María Sánchez de Arriola, Presidente, y José María Ponce de León, Antonio de Castro y Mariano Tercero.


Los acompañaban Pedro José Bermeo como Secretario y Juan Nepomuceno Marroquín como Oficial Mayor, según lo relata la notable historiadora moreliana, Doña María Teresa Martínez Peñaloza1, cuya sabiduría forma parte de este recinto en su nueva etapa, que luce con los murales de Alfredo Zalce. A ambos les debemos gran parte de la restauración y re-uso de este histórico inmueble.


México había logrado instalar –en este espacio– su primer gobierno autónomo, con tres poderes depositados en tres corporaciones (como entonces se les llamaba). La pluma, la espada y la balanza, dejaron su imagen en una medalla acuñada en 1814, que llevaba la frase “Por la Libertad”.


Mientras tanto, la guerra continuaba.


Entre el 7 de marzo y el 5 de mayo de 1815, Ario de Rosales alojó el esfuerzo de dejar las armas, para adoptar las leyes y sentencias como vía de convivencia y de solución de conflictos.


Por el brío de las fuerzas de Iturbide, el Poder Judicial hubo de mudarse a Uruapan y posteriormente a Huetamo, Tlalchapa y Tehuacán, todo en el mismo año.


Pero el Supremo Tribunal de Justicia dejó en este lugar la huella de su paso, como la primera expresión de la justicia constitucional en el México independiente.


En este espacio físico la justicia constitucional se instaló de forma irreversible en México, como parte esencial de nuestro Estado.


Por eso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Constitucional del Estado Mexicano, ha reconocido en el Supremo Tribunal de Justicia de Ario de Rosales, su primer antecedente histórico e institucional.


En 1999, por decisión unánime de los Plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Consejo de la Judicatura Federal y de la Sala Superior del Tribunal Electoral, se determinó instituir el día 7 de marzo de cada año, como el día del servidor público del Poder Judicial de la Federación, en conmemoración de aquella instalación y de los ideales que le dieron vida.


El Ministro Genaro Góngora Pimentel, entonces Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, afirmó:


“Disentimos de quienes sostienen que, en nuestro país, en el devenir del tiempo, han existido varias cortes supremas de justicia; uno solo es el Primer Tribunal de la Nación que, en diferentes etapas, con diversas denominaciones y siempre en constante transformación, ha tenido la responsabilidad de servir al pueblo de México en la noble tarea de procurar justicia. Ése es el Supremo Tribunal de Justicia de Ario, establecido aquí por el generalísimo Morelos”.


Aquel mensaje, desde luego, no ha perdido vigencia y sigue presente en nuestro pensamiento, y en este día especial, viene también a la mente el apotegma del Ilustre José María Morelos y Pavón, pronunciado en la víspera de la instalación del Congreso de Chilpancingo:


“[…] que todo aquél que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el arbitrario”.


Pero el pueblo no se reconoce soberano por simple decreto. Había que invitarlo y exhortarlo a participar en la transición del siglo XIX.


El 16 de febrero de 1815, en un comunicado del Supremo Gobierno, Morelos, Liceaga y Cos, se dirigían a los mexicanos con estas palabras:


“Acabad pues de sacudir el profundo sueño que habéis dormido bajo la pesantez del león español. Entrad en posesión del más precioso de vuestros derechos. A la timidez de esclavos, sucede la confianza de hijos; y a la superchería de indígenas, la generosidad de ciudadanos […] podéis presentar a este Supremo Gobierno cuanto os parezca conducente a la felicidad de vuestra nación, convenciendo prácticamente a los opresores de aquella verdad consignada en la historia de todos los siglos: ‘que jamás falta un pueblo virtuoso a producir los talentos que le son necesarios’.”


Hasta aquí la cita.



El nuevo derecho –el derecho del México independiente– tenía que volverse cotidiano y cultural. Justicia y cultura constitucional, se unieron desde entonces, en una fórmula indisoluble.


Esta ineludible relación entre cultura y justicia, ha definido también la historia y el destino de este emblemático edificio:


• 170 años después de que fuera usado como residencia del más alto tribunal del México independiente, el gobierno de Michoacán inauguró su nuevo destino como Museo.


Un año después, el 7 de marzo de 1986, el gobierno del estado instaló en la planta baja, una Casa de la Cultura, con lo que se fortalecía su vocación de difusión y divulgación.


A partir de 2005, el Gobierno del Estado transfirió el uso de la Casona a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien la ha incorporado a su circuito de Casas de la Cultura Jurídica y Estudios Históricos. El año pasado, justamente el 7 de marzo de 2007, se formalizó la donación correspondiente.


Desde hace 23 años, esta edificación retomó su destino público y está dedicada a la Cultura Jurídica.


Desde que decidimos darnos una constitución independiente, nos hicimos cargo de nuestras leyes y también de nuestra justicia. A partir de 1815, México es responsable de su justicia, tanto frente a los mexicanos, como a nivel internacional.


La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento; pero poco pueden hacer las leyes si no se les conoce.


La Constitución sólo puede convertirse en justicia cuando forma parte de nuestra vida cotidiana, de nuestra cultura y de nuestras convicciones.


Aquí, ya no se producen sentencias; ya no se imparte justicia: ahora se le promueve y se le difunde.


Ario de Rosales sigue siendo una casa de la Constitución: Abrió estas puertas para impartir justicia, y hoy las mantiene abiertas para explicarla y hacerla más cercana y más presente.


Este es el espíritu de nuestra conmemoración de hoy: recordar la voluntad del pueblo mexicano por depositar su soberanía y su independencia en las instituciones públicas, sin olvidar que la Constitución es derecho, es institución, pero también es cultura y educación.


Señoras y Señores:


Los mexicanos somos corresponsables –todos- de nuestras leyes y de nuestra justicia. Hagamos de la Cultura Constitucional, nuestra práctica cotidiana.


El tiempo nos ha traído de vuelta a la casona de Ario de Rosales, para conmemorar el origen del Poder Judicial, y para refrendar el constante y firme compromiso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el impulso y la promoción de la cultura de la constitucionalidad, que es una condición indispensable para el ejercicio y la protección de las libertades y los derechos fundamentales.


Muchas gracias.


viernes, 15 de agosto de 2008

Don Víctor Rosales

A raíz de la apertura de este espacio, ha crecido mi interés en conocer más de Ario, de su historia, de los hombres que han caminado por sus calles y me he encontrado información que me tiene entusiasmado. Hoy quiero compartir con ustedes un artículo relativo al héroe cuyo nombre fue honrosamente asignado para complementar el de Ario, quedando pues para la historia como Ario de Rosales. Con el reconocimiento a la labor investigadora de su autor el Sr. Don Manuel Gonzalez Ramírez, cronista vitalicio de Zacatecas, transcribo para ustedes esta hermosa pieza biográfica; que la disfruten tanto como yo la he disfrutado y que les sea fuente de inspiración el ejemplo de este egregio héroe de la Independencia Nacional de la América Mexicana.


Manuel González Ramírez

Víctor Rosales, prócer en el olvido


El Sol de Zacatecas

20 de septiembre de 2006

«La mejor manera de honrar a los héroes de la independencia, es luchar por ellos y por lo que fundaron para el pueblo mexicano, no basta únicamente decir que amamos a nuestra patria, porque ello implica trabajar constantemente con el propósito de engrandecerla; y en esa medida se convertirá el esfuerzo sustentado constantemente en el espíritu de superación de carácter individual y colectivo».

Anónimo.

Qué mejor ocasión que las fiestas patrias para evocar a quienes participaron en la gesta independentista. Hoy vamos a traer a la memoria a uno de los hombres más notables que registró la historia local y nacional: el mariscal de campo Víctor Rosales.

Con mucho orgullo podemos afirmar que don Víctor Rosales nació en la ciudad de Zacatecas en 1776. Años más tarde, comienza sus estudios de leyes en la Real y Pontificia Universidad de México, de donde es expulsado por desafecto al gobierno virreinal. A finales del siglo XVIII estaba gestando una época de características peculiares en la Nueva España. Las Reformas Borbónicas que la Corona Española promovió a partir de 1760 en tierras americanas estaban provocando reacciones de muy diversa índole entre la población. Las medidas que estaba tomando la Monarquía generaban un tenso clima de inconformidades y críticas. No dudamos ni tantito que en medio de este clima, el joven Víctor haya manifestado su postura que iba en contra de la Corona, motivo por el que fue expulsado de la Universidad y se regresó a Zacatecas sin haber concluido sus estudios. Aquí se dedicó al comercio.

Al iniciar el movimiento de Independencia en 1810, Víctor Rosales estaba en la ciudad de Zacatecas. A los pocos meses, cuando los caudillos insurgentes pasaron por este lugar en su retirada hacia el norte, Rosales se adhiere a Ignacio López Rayón. Al ser capturados los principales dirigentes del movimiento en Acatita de Baján, Rayón regresa al sur y toma Zacatecas el 17 de abril de 1811. Aquí, obtiene varios elementos de guerra, dinero y funden algunos cañones. En este mismo lugar, Rayón pretende formar una Junta para reorganizar el movimiento insurgente que había quedado acéfalo con la captura de los dirigentes. Temiendo el ataque del realista Calleja que se encontraba en San Luis Potosí, Rayón decidió marchar hacia Michoacán, dejando a Víctor Rosales como jefe de la guarnición de Zacatecas, quien a su vez guarneció la retaguardia de Rayón cuando éste marchó hacia el sur. Combatió en Uruapan bajo el mando de Verduzco y concurrió con su división al ataque de Valladolid, tocándole amagar la garita de Santa Catarina (enero de 1813). Después del desastre de Puruarán, volvió a Zacatecas que ya estaba en manos de los realistas.

El 25 de septiembre de 1813, Víctor Rosales hizo el intento de tomar la ciudad pero lo único que logró fue apoderarse de unos cañones de los realistas que estaban apostados en la plaza de San Agustín (hoy Portal de Rosales), los que tuvo que abandonar más adelante tras el ataque que le propinaron las fuerzas realistas. Durante la retirada, su hijo José Timoteo, de tan sólo doce años de edad, cayó en manos de sus enemigos, quienes lo ejecutaron como un acto de represalia contra Rosales y como escarmiento público para quienes abrazaban o apoyaban a la causa insurgente.

Tuvo un encuentro con las fuerzas realistas en Ciénega de Gallardo y no pudo tomar Aguascalientes por falta de municiones. En 1814 estuvo en Valle de Santiago y operó en la provincia de Guanajuato. Con el grado de mariscal de campo fue comandante general de las provincias de Zacatecas y Michoacán. El 20 de mayo de 1817 libra su última batalla en el rancho de la Campana, en Ario (Michoacán). Muere tras enfrentar a las fuerzas de Miguel Muñoz y Miguel Barragán.

El nombre de Víctor Rosales y los hechos que protagonizó no sólo han quedado inscritos en la historia de Zacatecas y de México, también existen otros testimonios que dan cuenta de ellos. El primer homenaje nacional que recibió tuvo lugar en la capital del país.
Por decreto del 19 de julio de 1823, el primer Congreso nacional lo declaró Benemérito de la Patria y ordenó escribir su nombre con letras de oro en la Cámara de Diputados, al lado de otros doce héroes de la Independencia.

Naturalmente que su tierra natal no podía quedarse atrás. Aquí, en la ciudad de Zacatecas, en el mismo lugar donde protagonizó un hecho de armas, es decir, en la antigua plaza de San Agustín, el gobierno del estado levantó un portal entre 1826 y 1827, al que se dio el nombre de Víctor Rosales.

La población michoacana donde cayó abatido por los proyectiles del enemigo, lleva su nombre desde 1853: Ario de Rosales. Tal es el caso de la cabecera de un municipio del estado de Zacatecas, Calera de Víctor Rosales (por decreto del 14 de enero de 1901).

Finalmente, en 1910, durante las fiestas del centenario del inicio del movimiento de Independencia, en la ciudad de Zacatecas fue inaugurado el monumento a la Independencia Nacional, y en su columna se inscribió el nombre de nuestro personaje, al igual que unas décadas más tarde se hizo en la sala del plenos del Congreso local. Y ahí están los testimonios de la vida y la obra de un ejemplo notable de patriotismo: Víctor Rosales, de quien por cierto, no sabemos hasta el momento dónde quedaron sus restos. No sabemos si sería prudente localizarlos y traerlos a su ciudad natal en el marco de las próximas celebraciones del bicentenario del comienzo de la gesta independentista (2010)... pero más interesante sería la elaboración de una seria y amplia biografía de este personaje de quien conocemos muy pocos datos.

*Cronista vitalicio de Zacatecas

viernes, 8 de agosto de 2008

Gracias Ario Aquí y Ahora!


Agradezco primeramente a Tumbi su invitación para unirme al Grupo "Global Arienses de Rosales y Michoacanos", importante punto de encuentro de paisanos radicados en México y también esparcidos por el mundo. El pasado día seis de agosto, a través del tablero de mensajes del "Global" y por aportación de Rodrigo y Maribel tuve conocimiento de que en el periódico "Ario Aquí y Ahora",se publicó una carta que envié a Lici, amiga muy querida que reencontré leyendo su columna "Ario mi pueblo", en la que, como muchos de ustedes saben, escribe en forma amena y con gran maestría literaria, los aconteceres actuales y pasados de nuestro terruño y aquellos que ocurren fuera de él, que de alguna forma están vinculados a la vida cotidiana de Ario. Grata sorpresa para mi el enterarme de tan alta distinción.

También mi agradecimiento es para la dirección del periódico y en especial a Lici por encontrar en mis letras algo que puede ser compartido no solamente con sus amigos mas cercanos, sino con sus múltiples lectores de las versiones impresa y electrónica; las fotos que ilustran la entrada de la fiesta mayor de Ario, también me fueron proporcionadas por AAA a través de Lici, - el crédito es de ellos, pues - solamente tuve la ocurrencia de agregarles un poco de "polvora".

Después de una lectura más detenida, reproduzco nuevamente una versión corregida de la carta, eliminando solamente algunos errores producto de la prisa con que fue escrito, va pues para ustedes:

"Ario, Mi Pueblo
Cartas a Lici

Por: Lici

Hola Lici:

Ya estoy enterado del fiestón que están organizando allá en California para celebrar el encuentro de arienses «agringados», de ellos puedo decir que son los que verdaderamente saben que han dejado a miles de kilómetros, colgado entre los cerros michoacanos, familia, tradiciones y amigos para ir a buscar lo que Ario no pudo o no quiso dar, un verdadero sueño que no necesariamente es el «Sueño Americano», sino el bienestar que no hemos alcanzado en nuestra tierra.

Si tienes algunos minutos para leer mi espacio, encontrarás que también la política tiene lugar, en alguno de los sitios se le dedica un poco de ácido a la gestión gubernamental de esta tierra también ansiosa de justicia y que no ha desplazado a menos hijos que Michoacán, y está el logo y la liga a tu periódico. Dame tu opinión de ella y si es necesario, la cambiamos.

Gracias por compartir tus agridulces experiencias infantiles, creo que cada uno tuvimos bastante de eso, aunque no tengamos el atrevimiento para publicarlas y mucho menos, la gracia de tu tinta para lograr que alguien se interese en ellas.

Ahora estamos a 30 años y pareciera que no ha cambiado nada, evaluando sin interés partidista, puedo decir que si ha cambiado, las oportunidades fueron creciendo al paso de los años, la oferta educativa fue mejorando, los servicios se fueron multiplicando y cuando alguien quiso llevar el desarrollo a Ario, también pudo lograrlo.

Al paso de los años me he preguntado ¿Qué he hecho por Ario? y la respuesta que he encontrado es: lo mejor que pude haber hecho, fue dejarlo; he aprendido a amarlo en la distancia, he valorado cada una de las piezas que cubrían sus suelos empedrados; me traje acá conmigo, los sonidos de las gotas de lluvia resbalando por los tejados, los amaneceres fríos sazonados con los riquísimos olores de sus panaderías y el recuerdo de esos tiempos en que se esparcía el aroma de café recién tostado y molido.

También vinieron conmigo los olores a cuero recién curtido de sus talabartes, de los huaraches asoleados, de las reatas de maguey que alcanzaron buena fama en algunos lugares veracruzanos. Mis amigos también se marcharon y al igual que yo, deben esperar con anhelo el día de volver a encontrarnos en alguno de los portales de Ario, para saber cómo la hemos pasado, dónde hemos andado todos estos años.

¿Que si he hecho algo por Ario?, sí, lo mejor que pude haber hecho fue dejarlo, no me pude casar con él, pero sigo enamorado.

Y ya que andas en esas investigaciones de las crónicas de Ario, dime: ¿Cuándo se terminaron las torres del templo de Santiago Apóstol? ¿Cuándo derribaron los portales y desaparecieron la plazuela que había frente al atrio de la Parroquia?

¿Sabes o recuerdas el nombre de algunas de las tiendas que había en cada esquina de Ario? aprovecha para averiguarlo y pásame copia de tu investigación.

¿Sabes cuáles eran los juegos de quienes no teníamos para pagar una entrada al circo o la función de matiné en el cine Amado Nervo?

¿Sabes dónde aprendimos a nadar, los que nunca conocimos el mar hasta que salimos de Ario?

Va con un saludo

Que Dios prospere todos tus caminos, tus entradas y salidas y te bendiga abundantemente."