Manuel González Ramírez
Víctor Rosales, prócer en el olvido
El Sol de Zacatecas
20 de septiembre de 2006
Anónimo.
Qué mejor ocasión que las fiestas patrias para evocar a quienes participaron en la gesta independentista. Hoy vamos a traer a la memoria a uno de los hombres más notables que registró la historia local y nacional: el mariscal de campo Víctor Rosales.
Con mucho orgullo podemos afirmar que don Víctor Rosales nació en la ciudad de Zacatecas en 1776. Años más tarde, comienza sus estudios de leyes en la Real y Pontificia Universidad de México, de donde es expulsado por desafecto al gobierno virreinal. A finales del siglo XVIII estaba gestando una época de características peculiares en la Nueva España. Las Reformas Borbónicas que la Corona Española promovió a partir de 1760 en tierras americanas estaban provocando reacciones de muy diversa índole entre la población. Las medidas que estaba tomando la Monarquía generaban un tenso clima de inconformidades y críticas. No dudamos ni tantito que en medio de este clima, el joven Víctor haya manifestado su postura que iba en contra de la Corona, motivo por el que fue expulsado de la Universidad y se regresó a Zacatecas sin haber concluido sus estudios. Aquí se dedicó al comercio.
Al iniciar el movimiento de Independencia en 1810, Víctor Rosales estaba en la ciudad de Zacatecas. A los pocos meses, cuando los caudillos insurgentes pasaron por este lugar en su retirada hacia el norte, Rosales se adhiere a Ignacio López Rayón. Al ser capturados los principales dirigentes del movimiento en Acatita de Baján, Rayón regresa al sur y toma Zacatecas el 17 de abril de 1811. Aquí, obtiene varios elementos de guerra, dinero y funden algunos cañones. En este mismo lugar, Rayón pretende formar una Junta para reorganizar el movimiento insurgente que había quedado acéfalo con la captura de los dirigentes. Temiendo el ataque del realista Calleja que se encontraba en San Luis Potosí, Rayón decidió marchar hacia Michoacán, dejando a Víctor Rosales como jefe de la guarnición de Zacatecas, quien a su vez guarneció la retaguardia de Rayón cuando éste marchó hacia el sur. Combatió en Uruapan bajo el mando de Verduzco y concurrió con su división al ataque de Valladolid, tocándole amagar la garita de Santa Catarina (enero de 1813). Después del desastre de Puruarán, volvió a Zacatecas que ya estaba en manos de los realistas.
El 25 de septiembre de 1813, Víctor Rosales hizo el intento de tomar la ciudad pero lo único que logró fue apoderarse de unos cañones de los realistas que estaban apostados en la plaza de San Agustín (hoy Portal de Rosales), los que tuvo que abandonar más adelante tras el ataque que le propinaron las fuerzas realistas. Durante la retirada, su hijo José Timoteo, de tan sólo doce años de edad, cayó en manos de sus enemigos, quienes lo ejecutaron como un acto de represalia contra Rosales y como escarmiento público para quienes abrazaban o apoyaban a la causa insurgente.
Tuvo un encuentro con las fuerzas realistas en Ciénega de Gallardo y no pudo tomar Aguascalientes por falta de municiones. En 1814 estuvo en Valle de Santiago y operó en la provincia de Guanajuato. Con el grado de mariscal de campo fue comandante general de las provincias de Zacatecas y Michoacán. El 20 de mayo de 1817 libra su última batalla en el rancho de la Campana, en Ario (Michoacán). Muere tras enfrentar a las fuerzas de Miguel Muñoz y Miguel Barragán.
El nombre de Víctor Rosales y los hechos que protagonizó no sólo han quedado inscritos en la historia de Zacatecas y de México, también existen otros testimonios que dan cuenta de ellos. El primer homenaje nacional que recibió tuvo lugar en la capital del país. Por decreto del 19 de julio de 1823, el primer Congreso nacional lo declaró Benemérito de la Patria y ordenó escribir su nombre con letras de oro en la Cámara de Diputados, al lado de otros doce héroes de la Independencia.
Naturalmente que su tierra natal no podía quedarse atrás. Aquí, en la ciudad de Zacatecas, en el mismo lugar donde protagonizó un hecho de armas, es decir, en la antigua plaza de San Agustín, el gobierno del estado levantó un portal entre 1826 y 1827, al que se dio el nombre de Víctor Rosales.
La población michoacana donde cayó abatido por los proyectiles del enemigo, lleva su nombre desde 1853: Ario de Rosales. Tal es el caso de la cabecera de un municipio del estado de Zacatecas, Calera de Víctor Rosales (por decreto del 14 de enero de 1901).
Finalmente, en 1910, durante las fiestas del centenario del inicio del movimiento de Independencia, en la ciudad de Zacatecas fue inaugurado el monumento a la Independencia Nacional, y en su columna se inscribió el nombre de nuestro personaje, al igual que unas décadas más tarde se hizo en la sala del plenos del Congreso local. Y ahí están los testimonios de la vida y la obra de un ejemplo notable de patriotismo: Víctor Rosales, de quien por cierto, no sabemos hasta el momento dónde quedaron sus restos. No sabemos si sería prudente localizarlos y traerlos a su ciudad natal en el marco de las próximas celebraciones del bicentenario del comienzo de la gesta independentista (2010)... pero más interesante sería la elaboración de una seria y amplia biografía de este personaje de quien conocemos muy pocos datos.
*Cronista vitalicio de Zacatecas
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